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“ECOLOGÍA Y GENÉTICA POBLACIONAL Y ESTADO DEL HÁBITAT DEL CROCODYLUS ACUTUS DEL PACIFICO ORIENTAL TROPICAL DE PANAMÁ”,


2022 - 2024


En Ejecución

Evaluar el estado de los hábitats, y la distribución, abundancia y diversidad genética de las poblaciones de cocodrilo americano (Crocodylus acutus) del pacífico panameño, con el propósito de ofrecer al estado la información necesaria para el establecimiento de un sistema de monitoreo a largo plazo de las poblaciones silvestres más representativas de esta especie.



En el marco de la Estrategia Nacional de Biodiversidad y Plan de Acción 2018-2050 y las Metas de Aichi acordadas para el 2020, se contempla que los valores de la diversidad biológica deberán ser incluidos en las estrategias y los procesos de planificación de desarrollo y reducción de la pobreza nacional y local, y que deben ser integrados en los sistemas nacionales de contabilidad. Estas metas no podrán ser alcanzadas si no conocemos el estado de la biodiversidad y los estándares de desempeño ecológico de sus componentes.

Panamá cuenta con 2,988 kilómetros de línea costera, de los cuales 1,700 corresponden al litoral Pacífico y 1,288 al litoral del Caribe. La vertiente del Pacífico tiene una extensión de 73,748 Km2, en la que se encuentran aproximadamente 330 ríos, 1,400 Km2 de bosques de manglar, de los 1,700 Km2 totales del país, y una gran biodiversidad. La alta biodiversidad que alberga la zona costera del pacífico panameño incluye a un predador tope, el cocodrilo americano (Crocodylus acutus).

El cocodrilo americano, es el cocodrilo con el mayor rango de distribución en las américas. Se encuentra en 18 países; desde Florida hasta Venezuela, desde el Mar de Cortés en México hasta el norte de Perú y en la mayoría de las islas que componen las Antillas Mayores. Aunque se considera una especie estuarina, se puede encontrar en diferentes tipos de hábitats, desde lagos interiores salados, como el Lago Enriquillo en la República Dominicana hasta en lagos de agua dulce, como el Lago Gatún en Panamá. Esta especie se considera un depredador tope de los ambiente marino-costeros, es decir, es carnívora que como adultos no tiene enemigos naturales. Hay evidencias de que este depredador está muy relacionado con la calidad y diversidad de los ambientes que habita. En sus hábitats ellos promueven la riqueza de especies, facilitando a otras especies recursos no disponibles; controlan la densidad de sus presas, por lo que pueden causar cascadas tróficas; vinculan múltiples componentes del ecosistema porque viven en sitios heterogéneos. Además, su desempeño ecológico, tamaño, número de descendientes por generación y su sobrevivencia están muy relacionados con la cantidad de recursos disponibles y el estado del hábitat. Debido al alto valor comercial de las pieles del cocodrilo americano, entre los años 1930 y 1970, se produjo una sobre explotación del recurso, que llevó a la disminución drástica del tamaño de la gran mayoría de las poblaciones de la especie, e incluso su extirpación en algunas áreas de su distribución. Aunque pocos países han realizado evaluaciones integrales sobre el estado actual de las poblaciones y sus hábitats, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y Recursos Naturales (Lista Roja de la UICN; www.iucnredlist.org), cita al cocodrilo americano como una de las tres especies de cocodrilos de las Américas más amenazada, por lo que ha sido calificada como “Vulnerable”. Esta especie también está incluida en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES), excepto en Cuba, donde figura en el Apéndice II. La veda global a la caza comercial, establecida a partir de 1975, favoreció la recuperación de algunas poblaciones a lo largo de su rango de distribución. El control del comercio ilegal, la promoción de la conservación y la cría en cautiverio han permitido que muchas poblaciones de cocodrilo americano aumenten en número y en el tamaño de los animales, pero la falta de estudios sobre la historia natural de la especie y falta de planes de manejo in situ de algunas poblaciones están convirtiendo a una historia exitosa de conservación en un problema de la conservación. El aumento en número y tamaño de los cocodrilos, el fraccionamiento y la destrucción de los habitas, y la expansión de la frontera urbana han incrementado los conflictos entre los cocodrilos y los humanos de forma exponencial. El conflicto humanos-cocodrilos es relevante en Panamá, especialmente en las provincias de Panamá, Panamá Oeste y Colón. Aunque los conflictos de los cocodrilos con los humanos se encuentran en diarios y documentos históricos desde mediados de 1800; en los último 10 años, los reportes sobre la presencia o ataques de los cocodrilos a pescadores o animales domésticos se han hecho más frecuentes, a tal punto que, por ejemplo, se han encontrado cocodrilos muy grandes por la Cinta costera, en las casas de las áreas de Clayton, Amador y en Veracruz.

Como apoyo al estado panameño, para que el país pueda alcanzar las metas propuestas en la Estrategia Nacional de Biodiversidad y Plan de Acción 2018-2050, y entendiendo que todos tenemos el compromiso de ofrecer a las futuras generaciones una vida digna, que se desarrolle en un ambiente de calidad en el que puedan cubrir sus necesidades, y con la finalidad de ofrecer conocimientos para la conservación y el uso sostenible del Crocodylus acutus, una especie de gran valor ecológico, cultural y económico, nosotros proponemos una investigación de línea base sobre el estado de los hábitats y la distribución, abundancia y diversidad genética de las poblaciones de cocodrilo americano (Crocodylus acutus) del pacífico panameño. Los resultados de esta investigación, integrados a la información obtenida con los proyectos PNCOIBA08-011, APB11-004 y SENACYT-2017-4-FID16-023, desarrollados sobre la biología, historia evolutiva, e historia natural de la especie en el Parque Nacional Coiba y su zona de influencia continental, permitirán tener una visión integral del estado de las poblaciones de la vertiente del pacífico panameño. Esta sería la primera evaluación de las poblaciones de la especie en la Región Centroamericana de esta envergadura. No solo se ofrecerá información sobre el estado de los hábitats, la diversidad y distribución de la especie, sino que también, se capacitará a biólogos y conservacionistas para que puedan apoyar al Ministerio de Ambiente en el diseño y ejecución del plan de monitoreo y manejo de la especie, en un futuro próximo.

Esta investigación está planificada para ser desarrollada en dos años, con un presupuesto solicitado a la SENACYT de B/. 199,925.00. La propuesta incluye la evaluación de los hábitats utilizando encuestas ecológicas, y la evaluación de la diversidad y distribución de las poblaciones mediante la detección y captura nocturna de individuos en los principales ríos de 24 cuencas hidrográficas. La evaluación de la diversidad genética se realizará mediante la amplificación de marcadores moleculares altamente variables, del tipo de microsatélites. Tanto los trabajos de campo como los de laboratorio y las capacitaciones serán realizados por investigadores de reconocimiento internacional, varios de ellos fueron gestores del proyecto de evaluación trinacional (México, Belice y Guatemala) del cocodrilo de pantano (Crocodyus moreletii) y colaboran hoy con el plan de monitoreo de la especie en México. Se cuenta con el apoyo del Museo de Ciencias Naturales de Madrid perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), España; la Universidad Complutense de Madrid (UCM); la Universidad de Texas Tech; y la Universidad Tecnológica de Panamá. La Investigadora Principal cuenta con experiencia en el campo de la biología molecular y la ecología de los cocodrilos, reconocida nacional e internacionalmente.



Biotecnología



Colaboración Internacional en I+D

Panamá


FAC. DE CIENCIAS Y TECNOLOGÍA

Investigadores